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Cómo sobrevivir a las empresas familiares

negocio familiar
Leíamos hace unos días una estadística de que el 80% de las empresas familiares no sobreviven a la tercera generación. Y es que elegir bien con quién te casas a la hora de hacer negocios es muy importante.

 

Ya hemos dado consejos en el blog para elegir a tus socios empresariales y hace unas semanas en Cinco Días nos entrevistaban para hablar sobre los consejos para resolver los problemas y conflictos en las empresas familiares. De una tipo u otro todas las empresas presentan problemas, la cuestión es que en el caso de las empresas familiares los roles de negocio y familiar se entremezclan y surgen así, de forma recurrente, los mismos problemas de enfrentamientos personales: los roles de cada uno, lo que recibe cada uno, la contratación de familiares consortes…

Uno de los problemas adicionales de estas empresas es que les cuesta acudir a la ayuda externa. Los problemas familiares se resuelven mientras los fundadores siguen en el negocio, ya que cuando fallecen los problemas tienen difícil solución si no empiezan por ellos mismos y se convencen de acudir a expertos que les acompañen y asesoren.

Sobre todo porque la mayoría de las veces el problema es el mismo: la ausencia de un protocolo familiar que reparta no solo el patrimonio de una familia sino el papel que cada uno de ellos debe desarrollar dentro de una empresa, o la existencia de un protocolo familiar mal planteado que pretende que todos sean iguales, que todos dirijan y que todos cobren lo mismo, ya que un documento así aboca al fracaso la actividad.

De nuestra experiencia en RB asesorando a numerosas empresas, a la hora de montar una empresa familiar aconsejaríamos evitarlo y, que si finalmente lo hacen, no lo emprendan sin antes haber firmado un protocolo familiar.

También es importante no dormirse en los laureles y pensar que la inercia del negocio que ha funcionado durante generaciones anteriores seguirá, porque el mercado es dinámico y cambia. Exige nuevas responsabilidades y que los familiares sean profesionales y aprendan el negocio, en muchas ocasiones aprendiendo desde abajo o en distintos departamentos, para realmente comprender la esencia y problemática de la empresa, ganarse el respeto y confianza de los empleados y no empezar desde arriba con un sueldazo.

Por último otro consejo es contar con la experiencia de un tercero que les haga un acompañamiento para ayudar a crear consejos o comités de dirección  que supervisen y tutelen las relaciones personales/familiares/empresariales, ayuden a resolver situaciones de bloqueo o a la venta o incorporación de nuevos socios a la compañía.

 

 

 

 

 



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