Comunicar un despido nunca es fácil. Y hacerlo de forma masiva y en un contexto socioeconómico y sanitario tan negativo como lo han sido los meses de confinamiento, es más difícil aún. Y eso obviando las limitaciones y
dudas legales en torno a los
ERTEs y la acumulación de papeleo y saturación de las oficinas del SEPE.